viernes, marzo 31, 2006

Que ganas de hacer algo contundente

¡No puede ser con lo de la ley televisa! ¡Carajo! Malditos corruptos, malditos jodidos, malditos tranzas, malditos mierdas, pinche méxico jodido-televiso-tvazteco-católico. No lo puedo creer, lo peor de todo es que el pueblo no hace nada. Puta madre. A lo más que se llegó fue a una ridícula manifestación de algunas decenas de personas quejándose de la situación abusiva por parte de las televisoras comerciales y las cámaras pendejas de diputados y de senadores. Mierda. Pinches representantes del estado hijos de puta, lo mismo que su sociedad, ignorantes, jodidos pendejos, y sólo ganas de ganar dinero a toda costa como lo mierda que son. Chingados. Y nosotros permitimos esa situación. Ojalá y algún día seamos un poco como los franceses o como los alemanes o como lo ingleses o los haitianos como para quejarnos de los abusadores, de los tranzas, de los mierda, de los jodidos-televisos-tvaztecos-católicos.
¡Viva méxico!

Desde el otro lado del charco ahí mero en Praga pasa otra cosa de suma importancia, mi abuelo está en el hospital y no deja de hablar por su teléfono celular. Ya había estado en el hospital antes, pero nunca hablando todo el día por el celular. Chale, me puse triste, parece que se está despidiendo de todos. Mañana le voy a hablar a su celular. Ingresó al hospital ahora por una mamada: le salió herpes en el oído. ¿Cómo le sale herpes en el oído a un señor viejo? No lo entiendo. Ahora recuerdo que una vez me presentó una amiga suya que tenía herpes y se le manifestaba, como ustedes deben saber, cada tantos meses. A lo mejor se vieron y ella le dijo algo muy cerca al oído y ¡tómala! Como de que no. Nadie se me escapa, ni de la muerte.
Uy, mis bromas cada vez son más cabronas, ¿no?
A mi abuelo lo quiero muchísimo. Es la persona que más aprecio en este mundo lleno de seres humanos mierda en el que estamos.

viernes, marzo 24, 2006

Muy en la mañana

"¡¡TENGO DERECHO A DORMIR Y SER AMADO!!"

Esto lo escuché desde la ventana de uno de mis vecinos.

viernes, marzo 17, 2006

Huevo con nata espesa, queso y tocineta, al horno

Ya estoy saliendo de la gripa mortal. Me siento de maravilla. No he fumado desde anteayer y ya me seguiré de largo hasta que la muerte nos una.
Les tengo malas noticias: mi madre llegará en unos días a visitarme. Se quedará tres días, creo, espero que no más. No me gusta la idea. Ella es chistosa, pero ya no tanto cuando se trata de verle la carota despertando y luego acostándome. Mi casa es pequeña y se nota demasiado la presencia del invitado. Si tuviera una casota, pondría a mi madre en algún cuarto a decenas de metros del mío y me desentendería de ella hasta que la tuviera que despedir. Pero no, me tocó una pequeñita en donde mi cuarto está a casi un metro del de donde dormiría mi madre.
Quiero poner que si viviera solo, mi madre no se atrevería a visitarme. Aunque, quien sabe, porque la última vez que llegó de visita le demostré que me puedo comportar igual que si viviera solo y decirle lo que pienso de ella y recordarle enérgicamente por qué me ha encabronado tanto en el transcurso de mis últimos diez años. He pensado que, además porque me quiere (soy su hijo[digo, también reconozco que sería muy natural que una madre aborreciera a su hijo o que no lo quisiera] y para mucha gente cursi, sobretodo para la clase de jodidos-televisos-tvaztecos-católicos, soy sumamente afortunado, tanto que debería agradecerle a dios, que mi madre me quiera y me aprecie y se enorgullezca de mí), creo que le gusta que la trate mal.
Me resultó decir esto recordando las veces que le he gritado e incluso insultado, no sé... algo como, mm, vieja loca, me da lástima tu mediocridad. Ya sé que está duro; aunque hay que reconocer que está mil veces más duro aceptar públicamente, con el colmo de un ejemplo, el haber insultado a mi madre, que las cosas que uno hace y no dice. Hay mucha gente que insulta a su madre. Y hay muchas madres insultadas que se dejan insultar, como si se lo merecieran. Es común. A lo mejor no es correcto, pero es común. También creo que sea normal, siendo la madre una persona que nos ha influido de una manera tan profunda que seguramente ninguna otra persona pueda igualarlo o repetirlo. A lo mejor sí, quizá un ser sexualmente amado o alguien a quien le permitamos dominarnos emocional y hasta físicamente, ¿no? Esclavizarnos ante alguien. Dejarnos humillar, insultar, pegar, ordenar.
Estoy a punto de prender un cigarro.



La semana pasada me casé en un corto. Quiero que vean las fotos. La iglesia en la que estábamos tenía SEIS confesionarios para la abundante gente de jodidos-televisos-tvaztecos-católicos que vive o vivía en la del valle.












































En las siguientes fotos les quiero presumir parte de mí.


Como pueden ver es un blue point. Lo descongelé para sacar la escarcha,
se reconectó (tiene un botón azul de quita escarcha semiautomático) y
se congeló el agua descongelada que cayó de la neverita a la parte de
las charolitas de hielo.
Como extra les presumo la caguama de la puerta.


Aquí hice un kish lorein. No sé si salió como debe, pero
a Luz le fascinó y eso es lo importante.

Aquí está parte del poster de un cuadro famoso.

Aquí está parte de un cuadro que pintó un ex compañero
de depa.

Aquí está parte de otro cuadro que pintó el mismo ex compañero de depa.

martes, marzo 14, 2006

Extraños en el paraíso

Estoy sumamente resfriado. Ya lo sentía venir desde hace varias semanas y de alguna u otra manera he podido sobresalir ante la gripe. Pero ahora sí sucumbí.
Creo que tiene que ver el hecho de haberme ido a Cuernavaca el fin de semana. Un amigo de Luz cumplió años este fin y supe que se irían a pasarla allá. Luz estaba fuera de la casa el viernes en la nochecita, habíamos quedado de vernos en el café Momo, y le hablé por teléfono para avisarle que nos iríamos a la ciudad de la eterna primavera; también le pregunté si necesitaba algo: un calzón, desodorante, cepillo de dientes, etc. Lo que pidió fue desodorante, chanclas, rimel, cepillo de dientes y crema bronceadora. Lo metí todo en una mochila junto con dos bolsas de dormir, apagué todo, el boiler y las luces, cerré puertas, tomé una micro, me bajé, caminé unas cuadras y llegué a Momo.
--Vámonos a la estación -le dije a Luz.
--No, vamos a la casa de fulanito. De ahí se van todos. Hay lugar para nosotros en algún auto
--Bueno -dije.
Llegamos a la casa de fulanito. Empezamos a beber algunas caguamas. Se veía todo en orden. Esa banda, cuando la conocí, me llenó de desconfianza, porque tienen como veinticinco años, pero actúan como si siguieran en la prepa. Y no por fiestear. Más bien por la forma en la que fiestean, lo que dicen, lo que piensan, etc. Me recuerdan los años en que nos creíamos los dioses del mundo mis cuates y yo de los diecisiete a los veintiuno. Pero pus bueno, me fui a Cuernavaca.
En Cuernavaca estuvimos encerrados en la casa de la novia del cumpleañero. Era una casa grande con tres camas individuales en los cuartos, piscina, hamaca, dos salas: una en la casa y la otra a unos metros en la terraza. A todos los envidiosos les mando un pedazo de mierda.
El cumpleañero cobró cientocincuenta por chola. Entre la bandita había uno que me caía particularmente bien, es chef, y él fue el encargado de cocinar.
Primero llegamos como a las doce o una de la noche a la casa. Se siguió bebiendo y luego empezó a salir la coca que no terminó si no hasta el sábado en la madrugada. El cuate chef hizo paella el sábado en la tarde. ¡Buenísima! Luego le hicieron varias sorpresitas al cumpleañero en el transcsurso de la noche del sábado. Pusieron unas velitas en el jardín que cuando las prendieron se dejó leer un "FELIZ DIA". La novia sacó un pastel de crema batida con zarzamora para el noviecito recién cumplido.
En medio de la noche, sentado a lado de uno de los güeyes, le dije que uno nunca sabe con quién está. Se sobresaltó acusándome que era un judicial disfrazado. Me reí. Él siguió serio, tenía una mirada lunática. Yo también me puse serio y le dije: no seas pendejo.
Se me olvidó decir que como a las nueve el cumpleañero sacó una sorpresa para sus invitados. Les regaló dos cristales a todos. Luz y yo no nos metimos los cristales. No nos dieron ganas. El cumpleañero se paró en una silla, él tiene el pelo largo y barbas, y les pidió a los invitados que se formaran para comulgar con el cristal. Había otro con una botella de agua que era el monaguillo dando el vino para tragar la ostia sin masticarla, jaja.
Finalmente me la pasé bien. Nadie se peleó con el prójimo.
El domingo hubo de comer ceviche de curel y calamar. El curel es un pescado enorme como de medio metro de largo, sin espinitas por todas partes, sólo las tenía en la columna vertebaral, y costó trece pesos el kilo en el mercado de mariscos y pescados en la Viga. Una maravilla lo del dato. A lo mejor a algunos no les gusta ese pescado en el ceviche porque se vuelve de color gris cuando se acidifica con el limón. Crudo es de color rojo. Pero la neta es que estuvo rechingón el precio y supo bueno.
El domingo en la noche fuimos al café de un amigo ahí en cuerna. Platicamos un rato, descubrimos el juego Abalone, que es parecido al Go. Nos quedamos a dormir en el cuartito de azotea donde vive el cuate, empezamos a ver una película de Jarmush, "Strangers than paradise", pero estábamos cansados y nos dormimos. Nos regresamos el lunes al medio día.
Creo que toda la coca del fin de semana, el exceso de tabaco y alcohol, la mota y el mal dormir me hicieron estallar el maldito catarro de mierda que tengo ahora.

martes, marzo 07, 2006

Nos creíamos los dioses del mundo

Muy buenas las tenga nuestra luna preciosa que todavía existe a las primeras horas del día. Muy buenas las tenga la planta que está colgada a mi ventana, que con la primera luz sus hojas bicoloras hermosean el marco.
Bueno, ya, mamadas al chato. Como cuando decíamos en la prepa unos cuates y yo. La neta es que yo le agarré el sentido a esa frase uno o dos años después de oírselas a ellos. Me atreví a utilizarla algunas veces, pero en vez de producir el efecto deseado, más bien me miraban con extrañeza y además me la revertían.
La prepa cabrona. Nos creíamos los dioses del mundo. Unos chamacos que conseguíamos y disfrutábamos lo que quisiéramos. Mota, alcohol, pastas, coca, cigarros, playa, mujeres, fiestas, etc. En realidad no íbamos a la prepa, hacíamos como que. Yo la terminé en cinco años. Creo que alguno de nosotros no la terminó. Nos respetaban cuando decíamos que el sistema escolar no servía para un carajo. La neta es que era cierto. También teníamos dónde consumir toda la lista mencionada anteriormente: en mi casa. Yo tenía una madre, a la vista de todos, bien buena onda, pero a una vista más de cerca de alguien, digamos como mi padre, diría que está loca; en realidad hay que aceptar las dos y añadir que mi madre es checa y la madre checa es distinta a las demás, digo, cada país tiene una madre distinta. Y aunque digan que méxico no tenga madre, sí la tiene y bien edípica.
La madre checa en general conoce la obra de Edipo y muchas otras cosas más. Obviamente se portará muy distinto una madre checa a una mexicana y más aún a una yucateca. Porque yo crecí en yucatán, todo esto pasó ahí.
Cuando íbamos a la checoslovaquia de hace años y a la República Checa de ahora mi madre se juntaba con madres más raras que las madres convencionales checas, que en general son raras para las ignorantotas y sin vida propia de las mexicanotas; estas madres raras eran así porque eran doctoras en sicología y siquiatría experimental. ¡Imagínense, carajo! Mi madre las escuchaba y a lo mejor como que las trataba de imitar o aprender de ellas. Sea lo que sea, mis cuates y yo obtuvimos el paraíso adolescente en la casa de mi madre: drogas, alcohol, mujeres, fiesta y música.
Para finalizar con un final clásico terminemos con el principio. Muy buenas las tengas tú que no veo tu rostro, pero sé que te asomas por aquí y sientes mi mirada en tus pensamientos.

sábado, marzo 04, 2006

Salir a la calle y valer madres.

Ahora en este momento estoy medio borrachín. Cumplo 27 añotes. Chale, que onda. 27 añotes. Futa. 27 añotes y seguir siendo un borrachín.
Pero, bueno, que le vamos a hacer.
Estoy empezando el negocito de hacer comida a domicilio y Luz y yo salimos a ver presupuestos de las cosas que necesito para hacer esa madre. Ante ayer fuimos a tres tiendas, nos pasamos toda la pinche tarde viendo estufas, caminamos por varias calles y avenidas. Después de terminado el estudio y de no comprar nada, llegamos a la casita; Luz se desnudó y descubrimos que la ciudad en la que vivimos es la pura mierda de la mierda, aquí va la foto evidencial: Luz usó falda con tenis y calcetines, la parte tapada por los calcetines estaba limpia, y la parte superior, no mames, negra de mugre por andar unas horas caminando por la ciudad.





Que tal, ¿eh? Está de la verga, ¿no? Pus aquí vivimos. Y recomiendo que no te metas a tu cama con los pantalones que usaste durante el día; claro, y menos con los zapatos como los adolescentes satelucos o de mtv que se se suben a sus camas con los zapatos. A lo mejor en otra ciudad menos poblada y con menos analfabetas, como en la que vivimos, que no esté tan sucia, sí se pueda hacer excepciones, pero en la nuestra, en la gran ciudad de la mierda, ¡¡¡no!!!

Ruy, feliz cumpleaños, cabrón. (De parte de Antón Chéjov)