lunes, abril 04, 2011

Una nueva

El sábado me mudé al centro de Praga, en la calle Perlova. La ubicación es excelente, salgo a la calle y estoy a una cuadra de la plaza de Wenceslao, a una cuadra de un mercadito sobre ruedas donde venden frutas y verduras frescas, tengo a un paso como cinco opciones de espressos y lattes de a montón, tengo dos súperes a la vuelta, un cine, carnicería y una librería donde venden libros en español. La ubicación está a todísima madre.
Ahora vivo en un departamento con tres recámaras, una sala y su cocinita. Lo comparto con dos güeyes mexicanos, uno bien chido y el otro no sé, no lo conozco bien. En la sala hay una tele de pantalla plana enorme con cable y conectado a un xbox. También hay una torre con un chingo de películas, de las cuales me gustaría ver algunas.
Ahorita me voy a preparar un pollito con verduras compradas en el mercadito y luego me voy a comprar un cafecito abajo en la calle y luego me voy a la librería a ver qué libros hay en español. Un cuate, Pedro, me dijo que incluso vio que había novelas traducidas al español como alguna de Philip Roth. Chido, ¿no?

2 comentarios:

Rodrigo dijo...

Vivir con mexicanos, trabajar en un restaurant mexicano (con mexicanos) y básicamente llevar una vida mexicana. No es por criticarte, pero para eso te hubieras quedado mejor en México.

Este es mi octavo año como emigrado y después de haber vivido en Francia, Alemania y haber trabajado una temporada en Tel Aviv, puedo contar con la mitad de los dedos de la mano el número de mexicanos con los que he mantenido contacto en estos ocho años. Las veces que he ido a un restaurant mexicano ha sido mas para seducir a mi invitada con algo "exótico" que por nostalgia.

Y amo México, pero si lo abandoné por propia voluntad y no por obligación es para vivir algo nuevo y no para tener exactamente lo mismo pero en otra ubicación geográfica.

A mis 24 años, acabo de vender mi empresa al líder del ramo y en otoño me mudo a Praga. En mi lista de prioridades no se encuentra el vivir en mi burbuja de pequeño México praguense.

Y esa justificación de que necesitas estar en íntimo contacto con tu cultura natal para no perder el idioma o la identidad, puesto que es la lengua en la que como literato te expresas, creo que es falaz.
¿O a poco lo necesitaron Hemingway, Kundera o Pitol?

Anónimo dijo...

qué bárbaro...