jueves, mayo 27, 2010

Eighth part of I am a turist in Israel...

El camión nos dejó en una esquina que no estaba esquinada, más bien, redondeada porque es una avenida nueva, moderna, como la que se puede ver en cualquier ciudad del mundo, o casi en cualquier ciudad, que rodea la ciudad vieja de Jerusalén, aunque ni tan vieja, por lo menos no de la época de Jesús, ni siquiera de la época bizantina donde los romanos habían conquistado el territorio y lo controlaron todo durante varios aňitos. Nos bajaron en aquella esquina redondeada y cruzamos la avenida, no muy ancha, como si fuera de una ciudad como la de Mérida. Todos nos sorprendimos de los continuos claxonazos y la falta de respeto entre los automovilistas y entre ellos y los peatones. Hasta yo me sorprendí, ya me había acostumbrado al silencioso ambiente vial de Praga, pero me adapté en chiga loca, mis últimos nueve aňos los viví en el Deefe, pero el desmadre vial de Jerusalén, y toda Israel en general, no era como el del Deefe, tampoco como el guarro naco y muy agresivo de Toluca o cualquier lugar urbanizado del Estado de México, no, más bien era un desorden vial como el de Guanajuato o como el de Guadalajara, así más o menos, como el de Mérida no porque en Mérida está todo más ordenado y civilizado, sí hay desmadre también, pero no tanto como el que vi en Jerusalén. Caminamos por la banqueta mientras veíamos de nuestro lado derecho un cerro que se levantaba de manera muy empinada. Luego llegamos a unas escaleras por las que subimos y que nos sacaron a una superficie larga y de concreto por donde se entra al lugar sagrado, o sea, a las ruinas de la antigua zinagoga y a la explanada de las mezquitas.

La antigua zinagoga de Jerusalén todavía estaba en pie en la época de Jesús, luego los romanos le dieron matarile rile ro, a la zinagoga, bueno, también a Jesús. Y la primera primera zinagoga, o primer gran templo, lo terminó de construir Salomón en el siglo X y que 400 aňos después destruyó Nabucodonosor II. La zinagoga principal de la época de Jesús la construyeron los líderes Zorobabel, Esdras y Nehemías 400 aňos antes. De estos tres güeyes no sé nada y ya me dio hueva seguir leyendo en la wiki algo sobre ellos.
Las ruinas a las que me referí es un muro largo y muy alto, mejor conocido como el muro de los lamentos, residuo dejado por los romanos en seňal de mira quién es el chingón aquí, cabrón. Los israelitas de todas las épocas lo han dejado tal cual por, no sé, para no olvidar su derrota y por la mala suerte de vivir tantos exilios hebreos en el transcurso de la historia de la humanidad, etc.
La explanada de las mezquitas se llama así desde que los musulmanes empezaron a conquistar Jerusalén en algunas épocas de la historia y a construir mezquitas y edificios, donde su principal edificio es el que carga con la cúpula dorada que adorna todas las postales de Jerusalén, la cúpula de la roca que protege la santa roca y que está contruida justo encima donde estaba la cúpula de la zinagoga en la época de Jesús. Todo este desmadre es sobre el cerro o monte, como le llaman los bibliómanos, llamado Moriá y el desmadre es porque según la Biblia ahí Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo, asunto que recogen los islámmicos también, no sólo los judeocristianos, y donde también se supone que Mahoma ascendión al cielo acompaňado por el ángel Gabriel, no sabía que los musulmanes tenían ángeles, y donde también se supone que los judíos pusieron la primera piedra para construir el mundo. Y el gran gran pedo es que los hebreos construyeron antes que nadie en este lugar su primer gran templo de oración porque simplemente vivían en esas tierras.

Cruzamos el recibidor de concreto de la entrada y luego tuvimos que formarnos en una fila interminable de turistas para pasar por un módulo de seguridad comandado por soldados israelitas, donde vi por primera vez a un judío negro con su kipá y toda la cosa. Los soldados estaban de mal humor, hartos, y nos trataron con tosquedad. A mí me hicieron pasar tres veces por el pinche marco sensor de metales, primero por las llaves y el dinero, luego por el cinturón y luego por el celular, cómo me caga quitarme el cinturón mientras el pendejo de seguridad se planta frente a mí sin dejarme de ver y con altanería, así que lo tuve que ver feo, ni modo, y le dije mamonamente sí, teléfono, mi teléfono. No sé por qué lo hice, es que se siente raro estar en esas situaciones, muy desagradable, pero no pasó a mayores, pudimos seguir todos los del grupo, incluso yo. Después del módulo caminamos por un pasillo largo e improvisado con bardas de metal y tablas de madera, luego por una especie de puente también improvisado, parecía que estaban construyendo o restaurando algo, donde a la mitad de éste se nos dejó ver el muro en todo su ancho desde arriba y noté que a lado del muro se abría un hoyo o una cueva de donde entraba y salía poca gente, quería ver en chinga qué había en ese tunelito. Lo vería hasta el final del recorrido. Apenas iba al principio, cruzaba el puente improvisado que nos llevaba a la entrada del templo de las mezquitas.

No hay comentarios.: