martes, abril 20, 2010

I am a turist in Israel, part two, dears modafokersitos

Pasé de largo el control de pasaportes y llegué a una salida donde estaba un soldado israelí de, fácil, dos metros de altura con un kipá en la cabeza y una metralleta que le colgaba del hombro. Vi que le pedía a la gente el papelito que nos habían dado en los controles y le di el mío. Lo vio, me vio, tomó mi pasaporte y de mala gana llamó a un hombre joven vestido de traje negro, corbata negra o roja, no recuerdo bien, camisa blanca y con una dentadura blanquísima. Di dos pasos y le pedí mi pasaporte al soldado, me miró con furia y por un momento pensé que me daría un golpe, un jalón de brazo o algo por el estilo, así que le pedí otra vez mi pasaporte ya también medio de mala gana cuando se acercó el trajeado, al que le dió mi pasaporte. El soldado nos dio la espalda y el otro dijo amablemente que lo acompaňara. Caminamos sólo dos, tres metros de donde estábamos, me examinó todo el cuerpo con una mirada amable: cómo era, cómo me paraba, mi movimiento corporal, mi mirada, mi pelo, todo, y me pidió mi boleto de avión. Como lo tenía en mi mochila, me la tuve que quitar de la espalda y bajarla al piso para sacarlo. Al momento de bajar la mochila fue cuando dejó de sonreír y se puso ligeramente nervioso, casi se le despeina un pelo del corte perfecto que tenía o casi se le manchaba de amarillo un milímetro de su dentadura bien arreglada. Como noté su desconfianza, proseguí con movimientos lentos y seguros. Saqué por fin el boleto y se lo entregué. Yo estaba tranquilo y él me dijo: I am security. A lo que le respondí: yes, ok, ok, I know. Creí que le pareció rara mi respuesta y mi seguridad, se alejó unos metros pensativo y sin dejar de vigilarme de reojo. Yo me quedé ahí parado viendo cómo hablaba con una mujer que parecía saberlo y entenderlo todo, le mostró mi pasaporte, revisaron la pantalla de un aparato portátil y pequeňo, sonrieron, dijeron alguna broma y luego se acercó con su sonrisa brillante, me entregó el pasaporte diciéndome: I am sorry, welcome to Israel. Thanks, le dije, bye.
Y, mientras pasaba todo esto, mi compaňero de viaje, Jindřich, estuvo cerca de la escena preocupadísimo de que no me fuera a pasar algo y que detuviera al grupo de viaje o algo peor. Me había acercado a él y le había dicho que no era nada, que sólo hacían su trabajo. Ya con el pasaporte en la mano, Jindřich y yo fuimos a la madre esa que pasea las maletas, no me acuerdo cómo se le dice, creo que la rampa elástica o no sé, pero no importa, es lo de menos. En el próximo capítulito contaré quién era mi compaňero de viaje y por qué fue mi compaňero de viaje.

2 comentarios:

Prado dijo...

mordí el anzuelo.
espero.

serge satriani dijo...

pus como no, con esa cara de terrorista que tienes!! jaja