sábado, marzo 01, 2008

Escenarios con putería. Fascículo 1 (parte II)

Qué nombre. Chac Mol. Antes era un hotel, luego se convirtió en centro nocturno que incluía servicio de cuarto. Mamar caminaba en la banqueta, taciturno y con las manos metidas en los pantalones. Vergasalas silbaba algo y caminaba en la calle. Les pregunté si querían entrar. No hay dinero, me respondieron. No importa, podemos entrar, ver y salirnos. Bueno, respondieron desganados -los diálogos no fueron exactamente como los digo aquí; tan buena memoria no tengo-. Vergasalas se tropezó al subir a la banqueta. Casi se cae. La entrada era una puerta metálica y negra. Antes esa puerta era la salida de emergencia. La puerta principal de lo que era el hotel estaba a la vuelta, siempre cerrada. Donde bailaban las chavas era lo que había sido el restaurante del hotel. Entramos, el piso tenía alfombra café oscura y sucia. En medio de la sala estaba la pasarela de exhibición, no sé cómo se llame exactamente por donde caminan las talentos, y al final y en medio de la pasarela había un tubo. Las mesas y las sillas eran todavía las que usaba el restaurante, las mesas de madera y las sillas de metal, acolchonadas con tela negra de plástico, rellena con hule espuma. Llegamos a la parte final de la sala, hasta donde llegaba la pasarela cuando nos vinieron a ofrecer una mesa. No, gracias, le respondió Mamar al mesero cuando visualicé a un güey, como de nuestra edad, que recibía una cubeta de chelas y saludaba al mesero con algún apodo. Estaba solo. Lo reconocí, era un cuate con el que había estudiado la secundaria y jamás lo volví a ver hasta ese momento en el Chac Mol. Me acerqué y también me reconoció. Me invitó a sentarme. Le dije que estaba con dos cuates. Nos invitó a los tres a sentarnos y nos ofreció una chela a cada uno. Recuerdo que era muy amable y estaba de buen humor. En la secundaria le decían Becho, se llamaba Bernardo, pero todos lo llamaban Becho. Descubrí que seguía haciéndose llamar igual porque el mesero se acercó y le preguntó: "Todo bien, Becho". Sí, todo bien, respondió el otro. Platicaba con él de cómo había estado cuando una chava que, sobre la pasarela, se agachó frente a nosotros, como si hiciera una sentadilla, y nos mostró alegremente su vagina abierta. Debo reconocer que en ese momento me tomó de sorpresa y quedé impactado. Vergasalas y Mamar también, sostenían la chela en el aire mientras miraban fijamente hacia la entrepierna de la chava. Becho era el más normal. Parecía acostumbrado, incluso parecía que la chava le sonreía confiadamente. Luego nos sonrió a todos, nos mostró orgullosa la panocha, acercó el vientre, abrió más las piernas y trataba de hacer para atrás los muslos lo más que podía. Luego se despidió de nosotros con un moviemiento de cabeza, se puso de pie y siguió con su show.

7 comentarios:

Darth Chelerious dijo...

hay tercera parte?

Bob dijo...

Leí una historia casi igual en la Revista H de irán Castillo, aunque luego se la llevaban a un privado con diez tipos. Cosa de todos los días. ¿hay tercera parte? Yo planteé (¿cómo se escribe, ruy, cuando se usan palabras como plantear, hojear en pasado?, es algo que me saca de quicio) una novela simplona y me sugirieron más sexo. ¿Hay alguna salvación?

Prado dijo...

en la tercera parte Becho debería confesar que es dueño del Chac Mol. y que lo ha sido desde el bachillerato. He ahí el por qué de sus excelentes calificaciones y las tantas consideraciones del director de la secundaria.
O no debería de haber tercera parte. Está bien así.

Ruy Guka dijo...

Todavía no sé si habrá tercera parte, lord; pero suena tentador que Becho resulte dueño del Chac Mol, Julio.
Beto: ¿What? No entendí tu comunicación, Bob. Perdón, no te vayas a enojar.

Eric Uribares dijo...

Tercera y Cuarta y Quinta parte, nos merecemos algó así como Crónicas de Chac Mol, o Chac Mol, la mujer y su amante...

Ruy Guka dijo...

Los labios del Chac Mol, ¿no?, Isteri.

Eric Uribares dijo...

Los labios del Chac Mol, o también Tiempos de Chac Mol, o por qué no Chac Mol Recargado....