martes, octubre 16, 2007

Secuencia en Chiapas de locura

El jueves 11 de octubre me alisté para llegar al aeropuerto de la Ciudad de México y tomar un vuelo directo a Tapachula, Chiapas. Pero antes pondré la razón de todo esto. Hace un año se murió Rafael Ramírez Heredia, un escritor mexicano, nacido en Tampico, que pasó tiempo en Chiapas tallereando a muchos jóvenes, además de hacer una novela, la última creo, basada en la "mara salvatrucha" de ese estado. Por esto, una chava, Dulce Berenice Velázquez, presidenta de una fundación llamada "Juventud Activa A. C.", coordinó la publicación de un libro donde muchos escritores y periodistas mexicanos colaboraron con un texto breve relacionado con la vida, o la obra, del autor muerto. La compilación fue hecha por una periodista y un escritor, isabel Arvide y Marco Aurelio Carballo. Escuché varias veces llamar a la periodista que es de armas tomar. Tenía guaruras y la llevaban en una camioneta de lujo. Periodista política, con influencias poderosas en gobiernos locales y parece, no lo afirmo, que corrupta.
Se hizo el libro. A cada uno de los colaboradores les pagaron seis mil pesos. Escribieron treinta y siete personas. La fundación invitó a los colaboradores a Chiapas para presentar el libro. No fue casi nadie. Eran como unos diez periodistas y cinco escritores. Más sus acompañantes. Yo era uno de los acompañantes. Fui por invitación de mi padre, Humberto Guzmán, que colaboró en el libro. Entre otros colaboradores estaban Vicente Leñero, Mónica Lavín, René Avilés Fabila, Humberto Musachio, Felipe Garrido, Hernán Lara, Roberto Bravo, Ignacio Trejo, Isabel Allende, Guillermo Samperio, etc. También fue el hermano de Ramírez, el Doctor Jorge Ramírez, con su esposa, que me cayeron bien, muy agradables y simpáticos.
Me vi con mi padre en el registro de boletos de Aviacsa. Abordamos el avión y llegamos a Tapachula. Fuimos al hotel. Comimos en un restaurente chino, de todo y en abundancia, tanto la comida como los alcoholes. Algunos periodistas, que eran originarios de Chiapas, comentaron sobre las colonias alemanas, japonesas, chinas e italianas de la zona. A los japoneses nacidos en Chiapas, el gobierno japonés, les ofrece estudios, becas y trabajos con sueldo japonese, aunque vivan en tierra mexicana. Se terminó el convivio y apenas pudimos salir del lugar a pie. Nos fuimos al hotel a descansar de la comilona. En la noche se presentó el libro en la Universidad Autónoma de Chiapas, que tiene planteles en Tapachula. Había muchísima gente, casi todos estudiantes. Estuvo chistosa la presentación, había una voz en off que presentó desordenadamente a los autores de la mesa, no leía bien su tarjeta de información y presentó personas que no estaban en la mesa, ni siquiera en el viaje. Fue vergonzoso para los organizadores, además de que Isabel Arvide, con expresiones vulgares, se burló varias veces de la voz en off. De ahí nos fuimos a un restaurante argentino donde nos dieron queso gouda empanizado con chicharrón en salsa verde y roja, quesadillitas, ensalada de manzana con queso y crema, arrachera con pasta al pesto y helado frito de postre. Todos pedían ron, whisky y cerveza. Al principio llegó un hombre que no era parte y después me enteré que era un senador priísta chiapaneco, invitado y acompañado de Isabel Arvide. El senador aplaudía con las manos en alto, gritando, para llamar al mesero y pedirle un Buchanan's reserva 18 años. Después de varias, pidió la botella, lo tomaba con agua mineral y revolvía la mezcla con el chuchillo. Luego llegó la presidenta de la fundación, Dulce Berenice , acompañada de un señor ya como de setenta años y con el pelo pintado de un café horrible. Pensé que era su padre, luego pensé que era su marido. Después me enteré que era el procurador de Chiapas, su amigo.
Terminamos la cena y nos fuimos al hotel. Todavía se quedó el grupo mencionado de políticos.
All día siguiente muchos se fueron a la playa, Puerto Chiapas, otros nos quedamos y nos vimos en el aeropuerto de Tapachula donde tomamos un vuelo privado hacia Tuxtla Gutiérrez. Los muchos se fueron en el camión de la excursión, los otros nos fuimos en camionetas de la fiscalía de Tapachula al aeropuerto.
En Tuxtla nos registramos en el hotel Crown Plaza y comimos a la carta en un restaurante italiano. Estaba bueno. Comí sopa de papa con poro y, de plato fuerte, ñokis en salsa de jitomate. En una mesa aparte, con un grupo de los invitados, pidieron seis botellas de vino tinto y hasta postre. Hubo descanso y en la noche otra presentación del libro en una sala del hotel. Otra vez fue mucha gente. Varios estudiantes de una prepa, todavía con sus uniformes, eran las siete de la noche, exalumnos de Ramírez y otras personas. Al terminar hubo bocadillos y bebidas sin alcohol para la banda. Y nosostros nos fuimos a un restaurante-mirador a las afueras de Tuxtla. Comimos comida chiapaneca muy rica: ceviche de camarón, res cocinada en limón, sopa de chipilín y varios platos de comida fuerte, como "cocho" en adobo. Hubo baile folclórico y música viva con marimba, durante el baile, y un grupo de música romántica. De nuevo estaban Dulce Berenice y el procurador sin despegarse. Todos bebimos mucho whisky, tequila, ron, wodka y cerveza.
Al día siguiente se enfermaron varios del estómago. Yo me enfermé el primer día con la comida china y la arrachera de la noche más mis rones y cervezas.
El sábado trece nos fuimos en camión a San Cristóbal de las Casas por la carretera nueva, que no tiene curvas pronunciadas y peligrosas, como la vieja. En sancris muchos dieron un pequeño rol por sus calles. Yo me despegué de ellos, me compré un periódico y tomé café. El café en Chiapas es de lo mejor, además de que casi en cualquier lugar lo saben preparar como se debe. Mientras tomaba mi café y leía muchísimos niños y mujeres de poblados cercanos pedían dinero o vendían artesanías textiles. Había quedado con la organizadora de ese momento que nos veríamos a las cuatro en el camión que se quedó estacionado frente a la plaza principal de sancris, donde hay un kiosko. Llegué a las cuatro y los demás no llegaban. Platiqué con el conductor del camión. Me dijo que su hijo estaba estudiando ingeniería química en el poli y que su hermano trabaja en pemex, por lo tanto su hijo ya tiene una buena plaza en pemex en la sección de petroquímicos. Excelente, le dije, felicidades. Sonrió orgulloso. Dieron las cinco y no llegaban. Me fui al hotel. No estaban. En un papelito con el itinerario, que nos dieron a todos, decía que la comida sería en "Jardines de San Cristóbal". Tomé un taxi y me fui para allá. Me cobró veinte pesos. El café en la plaza me había costado ocho pesos. Fueron veinte pesos por tres o dos kilómetros. El taxista me platicó que una iglesia mormona, que vimos en el camino, fue inaugurada por alemanes e ingleses, que lo habían invitado, pero no fue. Llegamos al restaurante que parecía una exhacienda. Tenía un jardín sumamente extenso con manzanos y perales. El lugar era elegante, con las paredes de adentro hechas con adobe. Ahí comí un cerdo al horno increíble, era una rebanada de cabeza de lomo, la parte que está abajo de la nuca del cerdo. Excelente, jugoso y con mucho sabor. Mucha bebida.
Descanso y paseo hasta la hora de la cena, a la que casi nadie fue, en un restaurante, también elegante, pero no de muy buen gusto y la comida no estaba tan buena. No comimos tanto, pero sí bebimos muchísimo, casi puro whisky hasta las dos y media de la mañana. Yo me fui a seguir bebiendo con los organizadores de todo lo sucedido, que eran miembros directos e indirectos de la fundación, hasta las seis de la mañana. Uno de los chavos le vomitó a otro sin querer.
Al día siguiente ya nos fuimos al aeropuerto de Tuxtla y tomamos un avión, Click, hacia la Ciudad de México.
Fue un buen viaje. La reclación entre los pocos escritores y los muchos periodistas fue tranquila y armoniosa, cosa rara en estos lares de competencia, crítica y chisme. Los escritores son como las mujeres que se critican todo, a veces sin compasión.
Ahora imagínense cuánto se gaastó la fundación. Treinta y siete colaboradores por seis mil pesos=222, 000 pesos, más los boletos de avión comerciales, la renta del vuelo privado (aeromar), los hoteles caros, los restaurantes caros, la publicación del libro, que regalaron, etc.





Comida en el restaurante chino




Vista de Tapachula desde el hotel









Presentación del libro en la universidad. Roberto Bravo, escritor (izquierda). Dulce Berenice, presidenta de la fundación (centro). Isabel Arvide, compiladora (derecha).




Cena en restaurante argentino





Vista de Tapachula desde el hotel





Regalitos sorpresa en el cuarto del Crown Plaza





Contenido del morral blanco en la foto de los regalitos





Presentación en una sala del Crown Plaza. Hugo Montaño, escritor-alumno de Ramírez (izquierda). Humberto Guzmán, escritor (centro). Ignacio Padilla, escritor y crítico (derecha).





La misma presentación. Jorge Ramírez, doctor en medicina (izquierda). Felipe Garrido, escritor (centro). Armando Rojas, periodista (derecha).





Vista de Tuxtla desde el restaurante-mirador





Advertencia en sancris





Templo y exconvento de santo Domingo de Guzmán (sancris)





Acercamiento al templo





Otro acercamiento. La cabeza a la izquierda parece un cráneo, de lejos, pero de cerca es una corona.

5 comentarios:

Darth Chelerious dijo...

se lee que la pasaste chingón. bien comido y bien bebido.

Bob dijo...

Cuanta calma por como lo cuentas, se ve que estuvo relajado, como si todo el viaje hubiera sido en la tarde. Aunque es de notar cuánto presupuesto para un montón de cosas que igual y le pudieron hacer en vida...otra vez la clasemediez, lo siento

grabiel dijo...

el calor de tapachula wey... pero estar a 15 minutos de cualquier frontera siempre causa una emoción boba y genuina.

AZUL ABRAXAS dijo...

hola!
soy de Tapachula y me ha causado risa eso q escribiste del viejito q pareciera tenpia el pelo pintado de cafè... jaja... Es el procurador.. Don Mariano Herran Salvatti y al parecer el q màs influencia tiene en todo Tapachula... jajaja y me has echo reir... Pueod ver q te hospedaste en el el Camino Real.. x las fotos de Tapa...

HERMOSO MI ESTADO!!!

AZUL ABRAXAS dijo...

Vamos que me equivoquè.. no era influencia en todo Tapachula.. sino en todo CHIAPAS... FELIZ SEMANA!!!