martes, abril 17, 2007

Fragilidades en la ciudad

Hoy me comí una hamburguesa en la calle sentado en un banco y apoyando el plato en una barrita de metal. Estaba tranquilo disfrutando el paisaje sucio y engentado sobre Félix Cuevas cuando llega una mujercita fea con un bote de medio kilo de marca Alpura conteniendo gelatina verde y lo pone junto a mi plato, tocando mi plato, tapándome la vista con un cuerpo deforme y movía los dedos junto al bote y mi plato sobre la barra de metal. Me enojé, me dio asco. Fue un acto de promiscuidad inadvertida. Todavía la miré dándole a entender que se alejara de mí, que se fuera al otro extremo de la barra no ocupado por nadie. Pero nada, le valió madres. Como un perro que no se da cuenta de que molesta o estorba.

2 comentarios:

Darth Chelerious dijo...

le hubieras escupido en la cara aunque en este caso quien sabe si hubiera funcionado.

lx dijo...

hubieras wacareado en la cubeta