lunes, mayo 03, 2010

Fourth part of I am a turist in Israel, dears...

Después de darnos cuenta de un error más en nuestras funestas vidas, el guía nos llevó a una de las salidas traseras del aeropuerto donde había un estacionamiento pequeňo. Al salir, sentí un clima igualito al de Mérida, había flamboyanes en algunos metros cuadrados llenos de tierra rodeados de cemento y otras plantas que sólo he visto en Mérida. No me detuve mucho a pensar en aquella coincidencia. Nos subimos a un camión estacionado entre dos flamboyanes. El guía nos dijo que ese camión sólo nos llevaría a nuestro hotel en Belén, ciudad habitada y administrada por árabes palestinos, así que no debíamos de olvidar nada en él porque no volveríamos a ver nunca más en nuestras vidas ni al camión ni al chofer, así lo dijo el guía. Era el hotel más barato que pudo encontrar la agencia de viajes, pos sí, ningún turista quiere ir a la zona en conflicto, todos quieren ir a la zona glamurosa que es muuuuuy cara, o sea, la Jerusalén judía o alguna otra ciudad administrada por los israelitas. La agencia de viajes manejó el discurso de que nos hospedó en aquel hotel para ayudar en la economía turística de Belén, la ciudad donde nació Jesús. Además, el tur lo organizó la comunidad católica apostólica romana de Praga, así que a lo mejor el discurso de la agencia fue profundamente auténtico y honesto.

Sentados en el camión, salimos de Tel Aviv, una ciudad enorme, con seis millones de habitantes, con edificios altos tanto de uso habitacional como de oficinas, con playa que da al mar mediterráneo y con chicas bonitas y coquetas. Cruzamos montes boscosos, pueblos o asentamientos con casas nuevas y agradables, y como en una hora llegamos a Jerusalén. Esta ciudad tiene un paisaje amarillo sepia con manchas verdes de arbustos y bosques. Antes el paisaje era desértico rocoso, pero los agrónomos israelitas han trabajado en ello. Más o menos como en el bosque de Chapultepec que antes eran cerros con páramos y ahora es muy verde y muy boscoso.
Salimos de Jerusalén e hicimos como veinte minutos más para llegar frente a unas murallas grises de concreto macizo de unos diez metros de altura que bordeaban la entrada a Belén.

2 comentarios:

Prado dijo...

acá un cura daba giras por Israel. Así mantenía a todos sus hijos y esposas. Hasta que murió violentamente por un un tiro en la cabeza. Ya ves, cómo son las cosas por acá. Saludos maestro Guka.

LUZ ENCO dijo...

¡Quintaaaaaaaaaaaaa!