sábado, febrero 13, 2010

Y entre todo se recordó y se lamentó el caso Cabaňas y las miles de muertes de Juárez

Ya parezco escritor, carajo, porque escribo mucho, por lo menos aquí en este pinche blog. Ayer fui a jugar fut a una cancha techada y con calefacción. Había duela o un material amable como la madera cubierto con pintura antiderrapante. Ah, pero antes que nada quiero dedicar un siguiente video (ya me gustó poner los pinches videos, sí, bueno) a todos mis primos y a mis primas porque son unos chingones. De paso también se lo dedico a mis amigos y a mis conocidos porque también son unos chingones. También a mis tíos y a mis tías. En especial a mi abuelo y a mi tía maternos. Y por embarradita también se lo dedico a todo mundo porque seguramente también son unos chingones. Lo digo con toda sinceridad, sin afán de provocar a nadie ni de llamar la atención de nadie. Y pongo este video con esta rola porque mi primo Argel me la recordó al mandarme otro video del mismo grupo. También se lo dedico a Luz que trabaja ahora de productora en un programa de radio bien chingón.
Bueno, prosigo, jugué fut con un grupo como de diecisiete personas que eran muchos de México, algunos checos, un argentino, un panameňo, un espaňol, un paraguayo, un peruano, entre otros. Me divertí mucho, corrí un chingo, me cansé, el aire estaba pesado y olía mucho a sudor y a un hedor pulmonar ácido y desagradable que los humanos exhalan cuando están en un lugar muy frío. Ahora me duele bien cabrón el cuerpo. Jugué chingón, la neta, jugué mejor que cuando jugaba en la alberca olímpica con el Guti y todavía mucho mejor que cuando jugaba en Villa olímpica con otros amiguitos. En ambos equipos se llegaba a jugar, no siempre y no todos, crudo, pedo, coco, traca, ácido, o bien dormido y sobrio, pero con un toque en el estacionamiento, jajaj, qué chingón. Después de los varios partidos de ayer que duraban ocho minutos cada uno y que el equipo que abandonaba la cancha era el perdedor o el que ya llevaba dos partidos seguidos en la cancha, o sea, el súperganador, porque pus no se puede ganar siempre, como lo enseňa la vida misma, aaayy, güeeey, nos fuimos unos cuantos a un restaurantito chino a tomar unas chelas y a platicar y a reírnos. Estábamos en una mesa larga cinco mexicanos, un paraguayo, un panameňo, un espaňol y un argentino. Algunos pidieron también de comer y entre ellos un mexicano que preguntó: pica esta pinche salsa? Mientras destapaba un botecito de vidrio que tenía una cuchara minúscula. Otro güey y yo le dijimos, sí, cabrón, ta buena, pica un chingo y la chingada, pero al güey le valió madres y casi se acaba la salsita que era muy parecida a la de los chinos en el Deefe. Seguimos platicando cuando a los diez minutos todos empezamos a cagarnos de la risa porque el güey de la salsa estaba llorando y sudando, con los ojos desorbitados. Te lo dijimos, pendejo, te lo dijimos, güey, boludo, gilipollas, ya ves, por pinche necio, cabrón, por incrédulo te pasa, le dijimos entre todos mientras soltábamos las risotadas.

1 comentario:

MACARIO dijo...

Chales, cómo no invitó nunca a esos partidos futboleros con drogas, así hasta yo juego.