miércoles, enero 30, 2013

Con tokio y japón, hace siglos que no tocaba el puto teclado

Anoche dormí poco, me despertaba a ratos. Me duelen los ojos, los tengo secos, cansados, pero no tristes como los de D. Ella afirma que no se siente triste, está harta de que le digan algo sobre su mirada, así es, así ha sido, es normal, no estoy triste, dijo. Es la primera vez que le hacía de desayunar, le gustó, por lo menos eso dijo y sí parecía gustarle, además no tenía por qué mentir, para qué. Café, huevos con jamón y perejil a la mantequilla, pan, fruta: pera y toronja en cuadros. Entre las dos de la mañana y las doce del día he ido a cagar como unas cuatro veces, quizá me relajé como hace mucho no había podido. Ella vomitó. Y anoche también fue la primera vez que durmió mi nueva flatmate en el cuarto contiguo al mío. Se llama Radka y tiene tan sólo dieciséis años. Espero que no se haya asustado del escándalo, gemidos, vómito, música, risas y voces, o que no se haya sentido incómoda, noche de martes, ella tenía que despertarse muy temprano para ir a sus clases.