sábado, mayo 30, 2009

Retrato

Era una mujer, un hombre y las escaleras para subir a la estación del metrobús de Insurgentes. Ella ensuciaba la parte trasera de su pantalón barato de mezclilla. Movía la cabeza con agitación, al mismo tiempo que las pupilas le corrían de un lado a otro, quizá por lo que le decía el hombre frente a su cabeza. Parecía decirle algo que ella se sabía de memoria. Lo tenía encima, estaba rodeada, su mano derecha se sujetaba del barandal, a la altura de su espalda. Ella estaba un escalón abajo de él. Su marido, novio o amante, seguramente su marido, estaba completamente inclinado hacia ella. La cara con bigote y pelo corto se encontraba pegada a la cabeza de ella, le hablaba al cráneo mientras ella hacía como si esquivara las palabras. Ella se veía nerviosa, temerosa y preocupada mientras él estaba tenso y firme contra ella. La gente no los miraba, parecían un escalón decorativo, unas palomas que picaban el piso, dos perros callejeros que olisqueaban los rincones.

sábado, mayo 23, 2009

¡Arriba el general Santa Anna!

Quiero un pedazo de chocolate. No, ahorita no. Mira. ¿Qué?, ¡óyeme, muchachito!, devuelve ese chocolate a su lugar ahora mismo. Me tengo que ir, ya se me está haciendo tarde, adiós. Ni creas que se me olvidará esto. Te quiero, muac. Sí, sí, toma. ¿Qué?, guau, ¿otro chocolate?, ¡gracias! Pero te lo comes aquí en mi presencia. Sí. ¿Sí?, ¿no que tenías prisa?, ¡me mentiste! Ay, no grites, no es necesario. ¡Me mentiste!, ¡no importa si grito o no! Ya no se puede ni jugar contigo. ¡Me mentiste!, ¡desgraciado, malhechor! ¿Malhechor?, ¿de dónde sacaste esa palabra?; seguramente del de aquí a lado, el general Santa Anna; por lo menos hubiera encarnado a uno más cuerdo. ¡Cállate, me mentiste! Ahora sí ya me voy; sí, hola, ¿Karla?; ah, perdón, enfermera, ¿usted cómo se llama?; okey, sí; ya me voy; todo bien, pero está un poco inestable; sí. ¡Mentiroso!, ¡todos son iguales, unos mentirosos! Adiós, muac. ¡No me toques!, ¡ya no quiero verte más! Hasta la próxima semana, adiós.

domingo, mayo 17, 2009

Eso ayer y hoy ésto

Ayer en la mañana, a eso de las seis y media, leí un reportaje en el periódico. No, me equivoco, miento, sí fue en la mañana, pero a las doce y media. El texto periodístico era de un diario política, económicamente, de centro izquierda, que empieza con J. Informó sobre un grupo bélico del estado de Guerrero (ERPI), cuyo comandante, llamado Ramiro, declaró datos comprometedores sobre el presidente de nuestra república. Sobre, por ejemplo, que Calderón protege a Joaquín el "Chapo" Guzmán y que el gobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca Galindo, cobija a un exalcalde de Petatlán, en Guerrero, me imagino, llamado Rogaciano Alba Álvarez, presunto capo del narcotráfico y autor intelectual del asesinato de Digna Ochoa. Además de especificar que la estrategia de combatir el narcotráfico por parte del gobierno federal es falsa.
Tras semejante noticia, sumado el almacenamiento de otros datos similares leídos y escuchados en el transcurso de mi vida, además de una mirada personal de la realidad, no pude evitar un sentimiento que me tratara de impulsar a hacer algo. Tal sentimiento lo olvidé diez minutos después cuando miraba mi facebook.
Luego, en la noche, me regresó el sentimiento de venganza y sed de justicia cuando, mientras zapeaba, me topé con una película que se llamaba "Hombre en llamas" con Denzel Washington y Roberto Sosa, no el Roberto Sosa poeta hondureño ni el futbolista uruguayo ni tampoco el futbolista argentino, no, el actor mexicano. La película se filmó en la Ciudad de México, cuyo protagonismo fue coestelar junto a Denzel. La película en sí me gustó, pero la temática, que es lo que viene al caso, abordada desde una historia verídica donde un gringou entrenado para matar, de alguna manera se involucra emocionalmente con varias personas que encarnan la corrupción, criminalidad, impunidad, injusticia, lucro inmoral, desmedido y vulgar que abunda en nuestra población, y los mata a todos.
Bueno, pues con el reportaje y la película, me detuve a pensar en el ofrecimiento del coronel Ramiro para unirse a las filas del (ERPI), detalle que no he mencionado, pero que él sí mencionó en la entrevista. Ya se me cerraban los ojitos mientras desfilaban los créditos de la peli. Aún así recuerdo lo que me pasaba por la cabeza en lugar de los nombres que realizaron "Hombre en llamas".
¿Lo haré o no lo haré? ¿Qué? Unirme al Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente. No, pero cómo, y ¿dormir en la selva, con suerte en una casa de campaña y bolsa de dormir? No, qué hueva. Y con grandes probabilidades de que me maten o que me hieran una pierna, un brazo, el esófago, el baso. No, no valdría la pena ni por una pestaña. Además el comandante decía cosas como acabar con "el gobierno de los ricos" y expresiones chafitas como esas. ¿Con el EZLN? Tampoco, ya pasó de moda. Además, ¿qué diría la gente entendida, inteligente, escéptica, leída e instruida? ¿Qué soy un ingenuo? No, sería imperdonable, claro que no, ni lo quiera mi peor enemigo.
Pero, en el fondo, sí me dieron ganas de ser un guerrillero. O, mejor aún, ser un asesino profesional y matar a los culpables de la gran y enorme injusticia en México, como Creasy, el personaje encarnado por Denzel. ¿Qué haré? Creo que nada, seré un cobarde, me dormiré y mañana veré la pinche tele todo el pinche día. ¿Para qué voy a hacer algo? No valdría la pena, ni gracias me darían, no me reconocerían el esfuerzo. Quizá ni se vaya a saber, además de no haber logrado absolutamente nada. Y si sí, ¿para qué me van a reconocer el esfuerzo? Si llegara a hacer algo valioso, algo que ayude a mis paisanos quitarse toda la mierda que los rodea; mierda, además, que ni ven, y si la vieran, ni les interesaría quitársela, están muy cómodos así como están. Bueno, si fuera a hacer algo valioso, no creo que me vayan a dar el reconocimiento merecido porque sólo les recordaría lo que no se atrevieron a hacer y eso los haría sentir algo profundamente desagradable...


Sí, me dormí. Y hoy vi la pinche tele todo el pinche día.

sábado, mayo 09, 2009

A con a igual a a.

Changa sa madra la pata da caballa qaa astaba parada an franta da ma casa parqaa ma daba dascanfaanza. As qaa astaba may faa y paracáa an manstraa. Adamás al atra dáa ma hablá y ma daja qaa sa nacasataba ayada an dacadar sa dabáa hacar mas haavas can tacana a can jamán. Pancha pata laca, qaa changa a sa madra.