jueves, abril 23, 2009

Changos

Ayer vi una señora que buscó latas de aluminio en los botes del Oxxo. Nada del otro mundo en una ciudad grande, con mucha gente loca y mala. Lo raro era que la señora estaba maquillada, vestida y pinada bien, con bien me refiero a que no tenía exceso de maquillaje en la cara que me llevara a pensarla como una loquita vagabunda. Tenía puesto un vestido limpio y planchado, con un gusto chapado a la antigua, pero todo en orden. La falda del vestido tenía pliegues que parecían como si tuviera tiras de cartón dentro de la tela y estaba estampado con flores de esas que se ven dibujadas en los manteles que se ven en mesas protegidas con un forro de plástico grueso de gente con gusto chapado a la antigua o proletario conservador y ordenado, como diría, ¿quién diría así?, no sé, por ahora no se me ocurre quién podría hablar de esa manera, pero espero sirva como mera descripción. Además del vestido y el maquillaje, el peinado era perfecto, parecido al de María Félix, pero no tan exhuberante, más bien como el de María Victoria, ándale, algo así. Los zapatos eran lo único que indicaba pobreza extrema, digo, además de estar recogiendo latas. El caso es que me pareció raro y me pregunté ¿será la crisis? No creo, me respondí, sería pensar muy simplonamente o de manera facilota. No, me dije, quizá le quitaron la pensión de su marido muerto y una de sus hijas le quitó la casa que con tanto trabajo adquirió el marido muerto con ayuda de alguna institución de vivienda social. Podría ser, una tragedia popular, pero luego pensé, y si la señora viviera cómodamente y le dio por recoger latas para sentir lo que sufría la gente en pobreza extrema, no, me dije, ¿y los zapatos? Pus a lo mejor se los puso para darle una mayor dramatización. Así anduve cavilando mientras la miraba sacar latas. Así que decidí preguntarle por qué recolectaba aluminio. Y saben qué me respondió, no me lo van a creer. Me dijo: órale huevón, no preguntes pendejadas y no te quedes ahí paradote con cara de pendejo pensando en quien sabe que pinches pendejadas, órale o no cenas, cabrón.

domingo, abril 05, 2009

Gran Torino de Clint Eastwood

Una película hipermegarechingona. Una película que pasará a la historia. Una historia de cine hecha cien por ciento en el cine, por el cine y para el cine, no fue basada en ninguna pinche novela estúpida. Se goza una narración cinematográfica, en base a la vieja escuela estructural del "héroe", elocuente y diestra. Se dibuja perfectamente al personaje. Un film que hace reír a toda madre y que al final provoca una inevitable explosión emocional y sentimental, al que le sigue un llanto con chorro de moco en la playera. Una película que flota entre tus pensamientos y emociones hasta, en algunos casos, varios días después.

Clint Eastwood es un hombre verdadera y enteramente inteligente. En el sentido más esplendido, más humano, más sensible de la palabra, en su único sentido.