miércoles, mayo 31, 2006

La foto

Frente a mi casa abrieron una tienda de motos con paredes de cristales que dan a la calle. Hace algunos días les dieron unas pedradas quedando cuatro estrellas algo separadas una de otra sin que se desintegrara el cristal. Saqué mi cámara y le saqué algunas fotos. Habían unos tipos recargados junto a una camioneta esperando algo. Terminé de tomarle fotos y luego me preguntaron que si ya podían cambiar el vidrio. Sí, claro, les respondí. ¿Por qué no? Y les sonreí. Bajaron la mirada ante mi sonrisa y uno de ellos la subió de inmediato y me preguntó que si no era el de los peritos que venían a sacarle fotos y huellas al cristal. No, sólo quise tomarle unas.... No me dejaron terminar dándose media vuelta mientras decían "mmm", "ah", y me ignoraron.
Traje la foto a mi computadora para trabajarla.
En la tarde salí a la tiendita pasando por el vidrio roto y ellos seguían ahí, ya dentro de la camioneta y hartos de la espera. Les hice un gesto con la cabeza como si fuera un "cómo van", pero no me hicieron caso.
La misma falta de comunicación o el mismo desgane de comunicarse con los demás que veo en cualquier parte. Sobretodo en lugares públicos. Por ejemplo, si voy parado en el pasillo de la micro con una bola de gente a mi alrededor y se encuentra una señora con problemas físicos de cualquier tipo, causados por su edad o quien sabe por qué, sentada cerca de mí que se quiere levantar de su asiento, pero se le dificulta demasiado, todo el mundo se hace güey. Eso es uno, luego, la misma mujer hace ademanes o sonidos inentendibles, pero que cualquiera que la observara sabría de inmediato que está desesperada por levantarse y escabullirse entre la gente para tocar el timbre, pero nadie la observa. Ella se ve cada vez más desesperada. Ya está haciendo muecas grotescas de frustración. La mujer toca temerosamente con la mano los cuerpos parados a su lado, los cuerpos responden con movimientos esquivos sin mirar de donde viene la mano. Algún güey hasta se acerca a la mano y como que aprovecha el movimiento de la micro para acariciarse con ella. La mano de la mujer desiste. En eso una chava parada a lado se da cuenta, mira el cuerpo que está parad0 junto a ella y que obstaculiza directamente la salida de la mujer, y le dice que se haga a un lado que la señora quiere levantarse. El cuerpo no responde. Tan sólo tembló ligeramente al creer que se dirigían a él. El cuerpo miró hacia otro lado. La música de la micro, sus movimientos bruscos y algunos cuerpos fuertes que sin miedo se abrían paso para bajar, subir, acomodarse y sentarse limitaban todavía más la intención de la mujer temerosa y enferma. Entonces la chava que ve la desesperación de la mujer se atreve a tocarle el hombro al cuerpo, pero éste ignora el tacto de la chava esquivándola con un movimiento rápido del hombro. ¡Oiga! Dijo la chava al mismo tiempo que le volvía a tocar el hombro. El cuerpo, desconfiado, con ademanes algo agresivos le hace un movimineto con la cabeza diciéndole "qué pasó". La mujer quiere salir y usted no la deja. Dijo la chava. Ah, perdón, señora. Dijo el cuerpo haciéndose a un lado, incluso, al ver que la mujer tenía dificultades para levantarse, hasta le ayudó sosteniéndole el brazo.
¡Qué cosas!, ¿no?
Y aquí les va la foto.